sábado, 8 de agosto de 2015

2.- SEMILLA: INICIACION EN LA VOCACION SACERDOTAL

Nacido en Daroca (Zaragoza), el día 17 de diciembre de 1904 (V. partida de bautismo, LD, pág. 18) y "notas manuscritas autobiográficas" (LD, págs. 50-55). Hijo de María y Lorenzo -"cristianos viejos"--. La madre -"queridísima", muy piadosa, de gran carácter, sacrificada y valiente, activa en los pueblos y difusora de "María de los Sagrarios". Fue ella un persona clave, por su oración y firmeza, para entender toda la trayectoria vocacional de mosén Jesús López Bello. Monaguillo en el Monasterio de Nuestra Señora del Rosario, de las MM. Dominicas, de Daroca -más adelante, como toda su familia, terciario dominico. Alumno del Colegio de Santa Ana, en la ciudad de los Sagrados Corporales.

En el Colegio de los PP. Escolapios, también de Daroca, estudia Latín y Humanidades, preparado por el escolapio P. Felipe Navío, el coadjutor, don Julián Cabeza, y don Andrés Vicente, Ecónomo, que sería su director espiritual, después del Seminario Diocesano. Fue la manera de no ingresar en el de Belchite. En 1918, pasó al Seminario de San Francisco de Paula, con beca. Su protector, el propio rector, don Manuel María Adán, un sacerdote que habría de tener una influencia en la espiritualidad de muchas religiosas y religiosos, y concretamente, en la de la hoy Venerable Sor Teresita del Niño Jesús Pérez Iriarte, O.P. (V. la obra "Vivir con amor en la verdad. Sor Teresita del Niño Jesús, una dominica de nuestro tiempo", Zaragoza, 1987, págs. 61-63). Asimismo, el P. Adán, que había sido en Daroca director espiritual de su madre, María, y de seminarista le ayudaba en las misas. Posteriormente, fue párroco del Pilar, de Zaragoza.

Mosén Jesús López Bello estuvo inicialmente al servicio de los mayordomos del Seminario de San Carlos. Escogido como "paje doméstico" del Director del mismo -el obispo Auxiliar del Cardenal Soldevila--, monseñor Díaz y de Gómara. Unos cuatro años, compartiendo sus tareas con el que era su "paje administrativo", luego San Josémaría Escrivá de Balaguer (LD, págs. 389-393, Carta de postulación de 19-11-1975, en la que mosén Jesús argumenta que "soy uno de los que más le quisieron en el Seminario"). En el proceso de beatificación, declararía durante unos quince días. Antes de hacerlo, se retiró unos días a la cartuja. (Su largo testimonio está en la Positio de la causa, y recogido, de forma resumida, en la biografía extensa de Monseñor Escrivá, realizada por Vázquez de Figueroa).

Tuvo, pues, que alternar, estudio con trabajo. La firmeza de su vocación partió de las enseñanzas en los Colegios de Santa Ana y de PP. Escolapios, de Daroca, como ya se ha señalado. Su madre se desplazó a Zaragoza, trabajando en casa de la familia Pardo. Para estar más cerca y cuidarle. En esta etapa de formación sacerdotal -hasta 1927— coincidió con una compleja actividad política. Le quedará, en sus recuerdos, el asesinato del Cardenal Soldevila, por parte de los anarquistas (V. Fernández García, "El Seminario de Zaragoza. Siglo XX", Zaragoza, 2001, págs. 51-52). Guardó siempre un recuerdo entrañable hacia los compañeros de curso cuya lista solía tener en los breviarios para rezar por ellos, algunos ya mártires o beatos en la Cruzada (LD, págs. 108-110; v. la obra colectiva "Testigos de nuestra fe. La persecución religiosa en la Arquidiócesis de Zaragoza (1936-1939)", coordinada por Isidoro Miguel García, Zaragoza, 2008). El análisis de historiador de la diócesis don Tomás Domingo (LD, págs. 111-123), sobre la Zaragoza eclesiástica de los años 20 y su testimonio del año 2008, nos permiten conocer las calificaciones de "ejemplar", carácter dócil, vocación indudable. Nota media de "meritissimus" Sobresaliente en Teología, Pastoral, Catequesis y Liturgia.

Mosén Jesús se ordenó sacerdote el día 2 de octubre de 1927. Su primera Misa en la Basílica de los Sagrados Corporales, de Daroca. Padrinos, don Andrés Vicente, ya director espiritual del Seminario, y el párroco, don Mariano Moragrega. Los de honor, don Leoncio Pardo (cabeza de familia en la casa en que trabajó su madre) y Manuela Pérez, de Madrid.

Hay un fermento caudaloso, añadido, de esta semilla sacerdotal, hasta su primera parroquia de Luesma (Zaragoza). Lo aportan personas y sacerdotes que habían seguido con interés su formación en el Seminario.

Es amigo de lecturas, de libros y tiene buena pluma. Escribe, siendo seminarista, en "Nuestro Apostolado", cuando era dirigido por su condiscípulo y filósofo don Manuel Mindán. A las puertas de su primer destino parroquial, le llegan los mensajes para sus iniciales pasos que mosén Jesús va a hacer suyos en toda su vida sacerdotal que duraría 63 años: "Llevar la cruz con garbo" (LD, pág. 63) es el que envía la religiosa capuchina, Micaela Rodrigo, hermana de la tía Juana, que le cuidaría al fallecer su madre en 1945. La dice, en carta de 2-10¬1927: "a trabajar de macizo", "obediente y fervoroso, siempre de frente en la luz", le escribe el capellán de las MM. Dominicas, don Vicente Sánchez, del que heredarán una parte de su biblioteca. Don Andrés Vicente le había preanunciado "dominus hereditatis mea...". "Despreciar todo lo que no sea El". Don Francisco Izquierdo Trol, canónigo, le dice: "debes formular serios propósitos de servir a Dios con toda fidelidad..."(5-12-1927). La del obispo auxiliar Díaz y Gómara, ya Obispo de Soria: "...nuestro deseo de que seas un santo sacerdote" (7-12-2927). Don Ramón Esparza, párroco de Cizur la Mayor, que influirá en la vocación de la Venerable M. Teresita del Niño Jesús, le enviaría una felicitación muy entrañable y espiritual (LD, pág. 65).

Recibió mosén Jesús un mensaje especial del P. Federico Inieva, escolapio, que ya estaba en la curia de la Escuela Pía en Roma, y que nosotros hemos sintetizado por tres palabras: "humilde, biblioteca, el crucifijo". Le da consejos, verdaderamente sublimes y a la vez prácticos:

"Estampa en todas tus obras el sello de la santidad, siendo humilde...aléjate de lo que pueda disiparte y robar el fruto de la piedad... conserva en amor al estudio... el sacerdocio ha de ser vigilante de su heredad...Han de formar tu biblioteca libros escogidos, adecuados a las funciones y cargos que desempeñes. A la cabeza... la Biblia...Prudencia: enseña con autoridad,reprende con dulzura. Catequesis con los niños, renovación de los padres y de la parroquia... No desmayes, eras un agente de la Providencia...Continúa tu labor, no desmayes. El recuerdo de San Pablo te alentará. Tu juventud no desvirtuará la sublimidad de tu doctrina... Que se cuide tu madre -había su director espiritual--, querido Jesús". (LD, págs. 63-70). No lo olvidaría jamás.

Los textos íntegros de aquellas citas nos podrían dar una muestra de su cumplimiento. En algunos momentos posteriores, en grado heroico. Siempre, como respuesta a la llamada de Cristo, y servicio a la Iglesia y a las almas.

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